El ego insaciable.

22.11.2018

Ayer durante las tutorías surgió un tema polémico, un grandes éxitos de los de siempre, a propósito de la innovación exacerbada, la necesidad imperiosa del creador de ser original a toda costa, de tener su propio estilo - o por ende - diseñar con un estilo único, nunca antes visto.

He creído interesante recuperar un texto que escribí como comentario a un artículo de mi admirado Iván Cotado, en el que precisamente disertaba a propósito de este mismo asunto. Aquí os lo dejo. El artículo original está en el siguiente enlace: https://ivancotado.es/diseno-de-interiores-interiorismo/ausencia-estilo-en-interiorismo/

¿Es posible diseñar sin estilo? Pues depende de lo que entendamos por estilo.

Si por estilo entendemos, como se decía en un comentario anterior, "el conjunto de caracteres que relacionan algo", creo firmemente que SI se puede diseñar sin estilo, aunque sea tan difícil como para considerarlo prácticamente imposible. Otros lo han hecho - no creo que sea necesario hacer una relación de creadores que consiguieron en su momento la originalidad absoluta. Esto no significa que sus creaciones, absolutamente originales, no bebieran de conceptos ya conocidos. Ni los genios de la creación ni nosotros, pobres mortales al servicio de nuestros clientes, podemos pretender hacer otra cosa que combinar porciones de información de las que ya disponíamos antes. Nuestra cabeza crea combinando, de manera más o menos original, porciones de información pre-existentes. No somos capaces de construir desde la nada.

Ahora bien, si por estilo entendemos "información", "estética", "mensaje", entonces NO, no podemos diseñar sin estilo. Para empezar porque ya se intentó hace casi 100 años. La base teórica y filosófica del racionalismo más primitivo era precisamente esa: función sin estilo. Y mira tú si creó estilo...Para continuar, porque si al diseño más desnudo que podamos concebir le arrancamos también su función para terminar de despojarlo de influencias, llegaríamos a una especie de arte puro e informe que dejaría de ser diseño. Creo que estaremos todos de acuerdo en que la frontera entre el arte y el diseño se encuentra precisamente en la función.

Por lo tanto, si un diseño "Es", será "forma + función", y transmitirá algo, aunque el "algo" sea simplemente "Nada".

También me gustaría señalar que la búsqueda acérrima de la originalidad coarta la creatividad. Me explico: si nada de lo conocido nos vale por no ser nuevo u original, nos vamos a dar de bruces contra un muro una y otra vez, y terminaremos perdiendo el entusiasmo. Cervantes no necesitó inventar palabras originales para escribir El Quijote, combinó las existentes de una forma nueva. Creo que la variedad de tecnologías y materiales de la que disponemos en la actualidad da para combinar hasta el infinito sin repetirnos, y sin perder originalidad por el hecho de emplear técnicas conocidas. Como decía al principio solo somos capaces de combinar. No está a nuestro alcance crear desde la nada.

En otro orden de cosas, siempre que nos aceche la necesidad de ser puramente originales debemos sopesar si de verdad nuestro cliente lo necesita o si es puro ego, necesidad de reconocimiento o auto-complacencia. Pensemos y sopesemos: ¿Que la solución ya se haya adoptado antes perjudica en algo al proyecto? O lo que es lo mismo, siendo más gráfico: ¿Si recupero y re-interpreto una buena idea del techo de un bar escandinavo de los 80 y la aplicó a un proyecto actual de una tienda en Madrid, estoy perjudicando a mi cliente por el hecho de no ser 100% original? ¿Si la solución es la idónea, será peor porque ya se haya utilizado antes? Si es verdad que trabajamos por y para nuestro cliente, tendremos que preguntarnos si nuestro miedo a repetirnos no viene realmente alimentado por un ego siempre insatisfecho.