Materiales de construcción y decorativos de Madrid y provincias limítrofes.

10.11.2023

En el tejido arquitectónico que define la región madrileña y sus provincias circundantes, se entrelazan materiales con una historia que se remonta a siglos atrás. Desde la piedra caliza de Colmenar de Oreja hasta la arcilla de Tielmes, estos elementos no solo son los cimientos físicos de estructuras, sino que también encarnan la identidad y la esencia misma de la región. Son mucho más que recursos funcionales; son testigos silenciosos de la destreza artesanal, de la tradición arraigada en la tierra y de una conexión sostenible con la geografía local. Estos materiales de construcción y decorativos han forjado un legado arquitectónico que perdura, trascendiendo modas y tendencias para preservar la autenticidad y la singularidad que definen a esta región de España.

La Piedra Berroqueña en la Arquitectura de la Comunidad de Madrid

La historia arquitectónica de la Comunidad de Madrid ha estado íntimamente ligada a la piedra berroqueña, con el granito de la Sierra de Guadarrama como material estrella. Zonas como Alpedrete, Cadalso de los Vidrios, Colmenar Viejo y Zarzalejo han sido cunas de este valioso recurso pétreo. Este material ha conformado no solo monumentos y edificaciones sino también elementos urbanos, desde calles empedradas hasta arquitectura rural. Su presencia ha sido vital para el turismo histórico y cultural, dentro y fuera de Europa.

La durabilidad y resistencia al deterioro de estos granitos están intrínsecamente vinculadas a su anisotropía, un aspecto crucial para su conservación. Estudios detallados han revelado la relación entre las microfisuras presentes en los feldespatos y el deterioro experimentado por estas rocas a lo largo del tiempo. En particular, se ha constatado que las prácticas de corte y labra han sido determinantes en la formación de microfisuras, influyendo en el estado de edificaciones tradicionales, como las columnas en la Plaza Mayor de Madrid.

El esfuerzo por conservar y resaltar el valor de esta piedra berroqueña ha ido más allá. Las iniciativas de presentar candidaturas para su reconocimiento como Global Heritage Stone Province y Global Heritage Stone Resource reflejan el empeño en poner en valor este patrimonio arquitectónico. Además, proyectos divulgativos como libros sobre la historia de los materiales de construcción en el Barrio de las Letras de Madrid han abierto la puerta a la comprensión de la susceptibilidad al deterioro que enfrenta este valioso recurso, especialmente cuando se expone a factores externos.

Las rutas geomonumentales, uniendo la historia arquitectónica y la conservación de estas piedras, se suman a estos esfuerzos, fomentando el conocimiento y apreciación del legado que representan estos materiales en la Comunidad de Madrid.

Herencia pétreo-madrileña: La Piedra Caliza de Colmenar de Oreja y su Legado Centenario

La cantera de piedra caliza en Colmenar de Oreja se ha convertido en un tesoro geológico distintivo de la región madrileña. Este yacimiento, ubicado en un reducido perímetro de unas 30 hectáreas en el páramo de Navarredonda, alberga una caliza blanca de origen lacustre de alta calidad y singular belleza. Este recurso, apreciado por su resistencia a la intemperie y durabilidad, se formó a lo largo de millones de años, resultado de la acumulación de restos calcáreos y carbonato cálcico. A pesar de la singularidad de su composición, la explotación inicial de este filón se caracterizó por un método manual, peligroso y de gran esfuerzo, donde los trabajadores extraían bloques de piedra que luego se transformaban en diversas estructuras y ornamentos arquitectónicos.

En el siglo XVI, la piedra de Colmenar fue crucial para la construcción del nuevo Palacio Real de Aranjuez, marcando el inicio de una explotación a mayor escala. Se estableció un método más moderno, donde la maquinaria mecanizada y la explotación a cielo abierto reemplazaron los métodos arriesgados y manuales del pasado. A pesar de su relevancia histórica, en la actualidad estas canteras han experimentado un declive significativo. La falta de infraestructuras de transporte y la proliferación de la fabricación de cal con piedras de menor calidad han llevado a la disminución de la explotación de la piedra de alta calidad. Aunque su proceso de extracción ha evolucionado hacia sistemas más seguros y eficientes, las antiguas canteras han perdido su prominencia y relevancia en la industria actual.

La cantería, que tuvo su auge durante el siglo XVIII, tuvo un papel clave en la construcción de monumentos y edificaciones emblemáticas, desde el Palacio Real de Madrid hasta la Catedral de la Almudena. Los retos de aquel entonces incluían la penosa extracción de bloques bajo tierra y el lento transporte de pesados volúmenes, utilizando carretas tiradas por bueyes. Aunque estas canteras han evolucionado con el tiempo y las técnicas de explotación han cambiado drásticamente, el trabajo se ha reducido considerablemente: donde antes miles trabajaban, ahora solo unas pocas personas se encargan de lo que solía ser una tarea colectiva.

Los Montes de Valsaín: Naturaleza, Historia y Sostenibilidad

Situados al norte de la Sierra de Guadarrama, los Montes de Valsaín abarcan una extensión de 10,668 hectáreas, resguardando los valles de los ríos Valsaín, Acebeda y Peces. Este territorio alberga pinares, con el pino silvestre de Valsaín como protagonista, alcanzando alturas de hasta 30 metros, ofreciendo madera de calidad superior a la de otros pinos semejantes en la Península Ibérica. La conexión de los reyes Borbones con San Ildefonso llevó a la Casa Real a mostrar interés por la preservación de este bosque, que finalmente fue incorporado a la Corona por decisión de Carlos III en 1761.

El Real Taller Aserrío Mecánico de los Montes de Valsaín, en funcionamiento desde 1884, fue una instalación pionera que aún se considera un patrimonio industrial del siglo XIX. A lo largo de más de 150 años, esta instalación desempeñó un papel crucial en la actividad forestal de la región, aunque en el comienzo del siglo XXI, debido a la depresión económica, cesó su actividad. Hoy en día, alberga el Centro de Montes de Valsaín, un organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación encargado de la gestión forestal.

La madera del Pino Valsaín, con un tono amarillo pálido en la albura y un color rojizo en el duramen, se destaca por su marcado anillado de crecimiento. Sin embargo, es necesario prevenir su azulado durante el secado. A pesar de sus propiedades tecnológicas favorables, su durabilidad natural es relativamente baja, aunque se presenta como una materia prima excelente para chapas, carpintería, mobiliario y otros fines.

La gestión de los Montes de Valsaín sigue un modelo sostenible mediante el método de Tramo Móvil. Este enfoque permite la división del bosque en secciones con cortes diferenciados, abarcando etapas de regeneración, mejora y preparación para mantener un equilibrio en la densidad forestal. Además, se aplican restricciones en áreas sensibles y protegidas para garantizar la conservación de la biodiversidad.

El aserradero, que históricamente tuvo sus raíces en la Casa Real, sufrió un incendio en 2005, aunque reanudó su actividad dos años después con modernización y reestructuración. La producción maderera se comercializa bajo la marca Maderas de Valsaín y está certificada por sistemas de gestión forestal sostenible como FSC y PEFC.

El Esparto: Un Legado Histórico y Artesanal

La importancia del esparto, una planta herbácea y arbustiva, solía ser trascendental en la economía y vida de los habitantes de Colmenar de Oreja. Aunque ha experimentado un declive en su explotación, este género se mantiene presente en la región. El esparto, conocido por su durabilidad y flexibilidad, destacaba por sus hojas largas y finas, ideales para la elaboración de variados utensilios y tejidos, marcando la vida de los lugareños durante siglos.

Este recurso vegetal, que pertenece a la familia de las gramíneas, se comercializaba extensamente por fenicios y púnicos a lo largo del Mediterráneo desde el año 500 a.C. Su utilización se extendía a la manufactura de elementos cotidianos, desde cestos hasta alfombras y aguaderas. Las técnicas de transformación incluían el picado y machacado para lograr una textura idónea para la elaboración de artesanías, como se aprecia en las esteras y otros productos que surgían de este proceso. La destreza en el manejo del esparto era una habilidad común en el pueblo, concentrada especialmente en el Barrio de la Espartería.

La desaparición de los maestros artesanos ha mermado la tradición del tejido del esparto en Colmenar, aunque este recurso sigue creciendo de forma natural en la región. El rescate de estas prácticas tradicionales podría revitalizar una herencia única, devolviendo a la comunidad local una parte importante de su identidad histórica y cultural.

La Cerámica de Talavera: Evolución Histórica y Reconocimiento Internacional

El legado cerámico de Talavera de la Reina, enclavado en Castilla-La Mancha, se erige como un monumento a una tradición que se ha moldeado a lo largo de cinco siglos. Su loza y azulejería han dado origen a una tipología tan compleja que ha requerido clasificaciones minuciosas por parte de especialistas desde finales del siglo XIX.

Este arte cerámico, influenciado por el legado del arte islámico, tomó un rol preponderante en el ámbito industrial a partir del siglo XVI. Citada por grandes luminarias literarias como Cervantes o Lope de Vega, esta loza talaverana dejó una impronta indeleble en la pintura barroca española.

A pesar de su renombre, la cerámica de Talavera tuvo que enfrentarse a desafíos comerciales, compitiendo con la loza sevillana y, posteriormente, con la emergente fábrica de Alcora. Estos vaivenes históricos conllevaron alteraciones en sus series decorativas originales.

El siglo XIX representó un periodo desafiante para esta artesanía. La ocupación francesa entre 1810 y 1812 dejó una estela de devastación en los alfares y fábricas, llevando esta tradición al borde de la extinción. Sin embargo, la intervención de figuras destacadas, como Juan Niveiro y la fundación de la fábrica "El Carmen", infundió un nuevo aliento a la cerámica talaverana.

El reconocimiento otorgado en 2019 por la UNESCO, declarando la cerámica de Talavera como Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad, resalta su fabricación artesanal tanto en España como en México. Este reconocimiento consagra no solo la maestría artesanal, sino también la significativa identidad cultural de esta cerámica para las comunidades involucradas.